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Opinión sobre la novela

martes, 2 de julio de 2013

Capítulo 21, 2ª T. I'm a Directioner.



Narra ______
-Mamá, esto no puede ser. –afirmé. -¡Se trata de tu boda!
-Exacto. –añadió Diana. –No puedes aplazarla por culpa de los negocios. ¡Prometiste que no volverían a influir en nuestras vidas!
-Lo sé, cielos, pero esto es muy importante. Sería un gran paso para vuestro padre y para mí. Y él está de acuerdo…
Suspiré.
-¿Es lo que quieres? Está bien, está bien. Lo cancelaremos todo.
-Gracias por entenderlo. –dijo con una sonrisa.
-No. En realidad no lo entiendo. ¿Qué pasará si el día en el que yo me case tienes algún viaje de negocios? ¿Te perderías mi boda?
-Está claro que sí. –continuó Diana. –Si no es capaz de no faltar a la suya…
Cogí el teléfono mientras mi madre me observaba.
-Mamá, esta es tu última oportunidad.
-Me casaré cuando vuelva de ese viaje y no hay más que hablar. –contestó tajante. -¿Queríais verme furiosa? Pues lo habéis conseguido. Mañana mismo Jack y yo tomaremos un vuelo a Los Ángeles y no volveremos hasta dentro de tres meses. Sois suficientemente mayorcitas como para cuidaros solas, además Melisa estará al tanto de todo. Os quiero mucho y espero que lo entendáis. –y sin decir nada más, se fue.
-Genial. –dije furiosa. –me voy a dar una vuelta. No sé si regresaré pronto, adiós.
-¿Vas a ver a Harry?
-Oh, Diana, ¡qué te importa!
-Solo quiero acompañarte… -tomé mi chaqueta e hice caso omiso de mi hermana, quien comenzó a seguirme hacia una dirección que ya me sabía de memoria.

Bueno, las cosas marchaban bien. Sí… en realidad no iban tan mal como yo pensaba. Pasaron esos tres meses y mis padres volvieron. ¿Se casaron? Ojalá. Volvieron solo para decirnos que su viaje se prolongaba y vendrían a visitarnos cada cierto periodo de tiempo. Eso durante un año. Aunque ya estaba bastante acostumbrada a vivir sin padres.
El tiempo pasaba y todo mejoraba. Las vacaciones de los chicos se terminaron y comenzaron a grabar su nuevo disco y a planificar un deseado tour mundial por las fans. Emocionante. Yo, en cambio, seguía yendo a la universidad. Os diré algo que sí me resultaba emocionante: Buenas calificaciones. En unos días terminaría mi primer año de universidad y era la mejor estudiante de la clase. Lo sé, la modestia no es mi fuerte. Pero es la verdad.
El timbre que indicaba el final de la clase sonó. Por fin, era viernes y tenía toda la tarde libre para ocuparme de mis asuntos. Harry.
Salí del edificio y busqué con la mirada su coche. Se supondría que hoy vendría a buscarme. Bueno, hoy y todos los días hasta que arreglaran mi coche, ese que un día destrocé. Lo localicé y caminé rápidamente –corrí cual loca escapa de su manicomio- hacia él. No me di cuenta cuando fue el momento en el que una piedra se movió hasta entrometerse en mi camino y…
-Deberías tener más cuidado. –justo antes de que mi cara tocase el suelo unos brazos me sujetaron. Al ver todos mis libros desperdigados por ahí reaccioné.
-¿Por qué tanta prisa? –continuó hablando el chico.
Esa voz… me giré sobresaltada y me aparté sin pensarlo. Harry se dirigió hacia donde estaba y lo miraba con recelo.
-Vámonos, ______. –me dijo después de ayudarme a recoger los libros. Eché un último vistazo a la anatomía que nos observaba y caminé hacia el coche con Harry.
-Es imposible. Nunca nos libraremos de él. –dije.
-Deberías denunciar lo que te hizo. No tenemos otra opción si no quieres volver a encontrártelo por aquí, y creo que será muy a menudo. ¿Has visto? Creo que se ha matriculado en la universidad.
-Ha pasado bastante tiempo… creo que debería dejarlo estar. Además, en la universidad no podrá hacerme nada.
-Sigue sin parecerme lo suficientemente convincente.
-Por dios, Harry, el curso casi ha terminado. No es necesario que contrates a ningún guardaespaldas.
-¿En serio? Gracias por la idea.
-Eres un tonto. –dije golpeándole suavemente el brazo.
Comenzó a conducir y de repente me asaltó una duda.
-¿A dónde me llevas?
- A tu casa.
-¿Tienes algo planeado para este fin de semana? ¿Sabes? No tengo deberes y mi hermana está en casa de la tía Melisa. ¿Quieres quedarte un rato?
-¿______, te me estás insinuando?
-¡Harry! ¿Cómo te atreves a quitarle todo el romanticismo a esto? Ag, deberías verte “Los Idus de Marzo” el coprotagonista sí que sabe cómo hablarle a una mujer.
-Primero, no hay nada de romanticismo en esta escena y segundo, ya la he visto. ¿Te refieres a Ryan Gosling? Por favor, ese tío no me llega ni a los tobillos. Ejem, observa. –Puso una cara de seductor innato. –uhm, ______, ¿estás segura de que no tienes deberes? Tranquila, cuando lleguemos a tu casa nos pondremos a trabajar y te aseguro que no tendrás tiempo de aburrirte.
-¡Eres un asqueroso!
-¿Yo? ¿Por qué? –se quejó. –Tú eres la que tiene segundas intenciones conmigo.
-Por favor, cállate y conduce.
Llegamos a mi casa y entramos sin esperar. Hoy estaba un poco… extraña.
Harry se dirigió al sofá y yo a la cocina a beber un poco de agua.
-¿Tienes hambre? –oí un “no” como respuesta. Pues yo sí tenía hambre así que tomé un pastelito de crema que encontré en la nevera y me lo llevé a la boca.
Fui hasta el sofá donde se encontraba tumbado Harry y me acerqué con cautela.
-¿Estás cansado? ¿Quieres que te dé un masaje?
-Me vendría de lujo. Gracias, cariño. –en realidad no le iba a dar ningún masaje, pero me gustaba verle sonreír.
Me subí encima de él y me quité la camiseta que llevaba puesta. Harry tenía los ojos cerrados, pero cuando sintió mi peso, los abrió y sonrió más.
-Así que no bromeabas… -me dijo después de encontrar mis labios.
-Somos novios, ¿por qué debería bromear con esto?
-Bueno es…
-¿Podrías callarte y besarme?
-A tus órdenes.
***

-Podría hacer esto miles, no, millones de veces sin cansarme.
-Bien, Harry, no me molestaré en medir tu resistencia, pero deja de quitarle el romanticismo a las cosas.
-Oh si, espera, Ryan Gosling: eres la única estrella que sabe brillar en el cielo de mis pensamientos. –lo miré extrañada.
-¡Eso no es Ryan Gosling! Eres un ñoño. Anda, Harry, vete ya que no me apetece tener un encontronazo con mi hermana o algún intruso, y con intruso me refiero a Louis que, por lo que se ve, se ha tomado la molestia de hacer una copia de las llaves de la casa.
-Que listo es, tendría que haber hecho eso hace mucho.
-Oh, sí claro. Vamos, fuera. –se levantó y se vistió rápidamente mientras yo lo observaba.
-¿Qué es lo que miras? –preguntó divertido.
-Solo ese moco que se te asoma por la nariz.
-¿¡Qué!?
-Es broma, tonto. ¿Sabes una cosa? –Harry se acercó a mí y se sentó en una esquina del sofá.
-¿Qué?
-Que te echaré mucho de menos cuando os vayáis de gira. –me abracé a él.
-Yo mucho más, pero cada día pensaré que solo faltará uno menos para poder verte. Además hablaremos todo el día por el video chat o por teléfono, o por cartas si hace falta. Te quiero.
-Te quiero más. 
***
-¡Diana, date prisa o te dejaré aquí!
-Espera, espera. –sentí sus pasos por las escaleras y por fin la vi.
-Solo vamos al aeropuerto.
-Sí, pero estará Louis y tengo que verme estupendamente.
-¡Siempre te ves estupendamente! Venga, vamos.
Subimos en mi coche y conduje hasta el aeropuerto. Mis padres llegarían al día siguiente para casarse y Amanda venía de vacaciones otra vez. Sí, mis padres por fin se casaban y si alguien o algo planeaba detenerlos tendría que pasar por encima de mi cadáver. Todo estaba listo, yo me había encargado de que fuera así y estaría perfecto.
Llegamos al aeropuerto y entramos. Divisé a los chicos, solo estaban Louis y Zayn. Me decepcioné al no ver a mi Harry pero él estaba ocupado con el tour que sería en una semana. Louis, en cambio, quería ver a Diana y Zayn esperaba a Mandy.
-¡Lou! –gritó mi hermana al ver a su novio.
-¡Di! –la imitó este. Los dos se abrazaron como si fuera la primera vez que se veían en años.
-Hey, Zayn.
-Hey, ______, ¿Cómo va todo?
-Ya sabes… algo estresada por la boda, pero genial. ¿Qué tal las cosas con Mandy?
-Oh, ya sabes… es una chica increíble, no me puedo quejar.
-Me alegro. –sonreí. –Mira, parece que ya llega. –allí estaba mi mejor amiga con su equipaje, al parecer me vio y agitó su mano saludándonos.
-¿Cómo va eso, chicos? –preguntó cuándo por fin estaba cerca.
-¡Genial! –respondimos.
-Me alegro de que estés aquí de nuevo, Mandy. –le dije a mi amiga mientras los demás iban caminando un poco adelantados a nosotras. –pero me parece que hay otra persona que se alegra más que yo.
-¿A quién te refieres?
-¡Oh, vamos! No te hagas la tonta, sabes perfectamente que me refiero a Zayn. No deja de mirar hacia atrás. ¡Eh, Zayn! Podrías disimular.
-¿De qué hablas? –preguntó el susodicho algo nervioso.
Mandy rió y me golpeó suavemente.
-¿Por qué has hecho eso? Pobrecito.
-Anda, ve a abrazar a tu hombre.
- _______, cállate o te oirá. –yo  reí más fuerte mientras veía como Mandy se ponía colorada. Esto sería muy divertido…
***
-Niall, esa comida es para los invitados, ¿PODRIAS DEJAR DE ZAMPARTELA?
-Eh, eh, relájate fiera. Solo estoy degustando los platos como un auténtico gourmet.
-Oh, dios mío. –murmuré frotándome las sientes con los dedos. –esto no me puede estar pasando a mí. Mamá todavía no ha llegado, tú te estás devorando los aperitivos y yo estoy comenzando a hiperventilar. ¿ALGUIEN TIENE UNA BOLSA DE PAPEL?
-______, cálmate. Tu madre me ha mandado un mensaje, dice que está llegando al barrio. Los aperitivos son demasiados como para que yo acabe con ellos y has vomitado en la última bolsa de papel, ¿Qué te ocurre? –dijo con un gesto de asco en la última frase.
-No me puedo creer que a mí ni siquiera me haya llamado. Créeme, nunca es demasiada comida para ti y no sé lo que me ocurre, supongo que serán los nervios.
-Oye, puedes echarte una siesta, si quieres. Has estado toda la noche trabajando.
-Muy bien, llamaré a María para que venga a ayudarte.
-¿Alguien ha dicho mi nombre? –y hablando del rey –o reina- de Roma…
-Necesito que ayudes a Niall en la cocina.
-Ningún problema. –dijo sonriente.
-Ya sé que para ti no supone ningún problema pasar el rato con tu novio. –alcé las cejas repetitivamente.
-Que bien nos conoces. –comentó Niall. –ahora fuera.
-Bien, bien, ya me voy. Adiós.
Salí de la cocina y miré el reloj. Aún eran las cinco de la mañana.  Esta boda acabaría conmigo, definitivamente.
Subí las escaleras y entré en mi habitación, mi dulce y querida cama me esperaba desde hace horas. Lentamente me deslicé por las sábanas y cerré los ojos esperando quedarme dormida enseguida. Pero no ocurrió. Es imposible dormir cuando hay tanto estrés en el ambiente. Y es que aún no me podía creer que mi madre estaba a punto de casarse con mi padre, es algo tan… no sé, raro. Todavía recuerdo las veces en que ella nos decía que nuestro padre había muerto y ¡mírala! Se casará por fin. Dios mío, y ahora es cuando toda una ola de recuerdos comienza a invadirme. El día que mi vida comenzó realmente, ese día Diana y yo tomamos un avión hacia Londres, para quedarnos tres meses con la tía Melisa. Aquella María desesperada en el aeropuerto que buscaba a su hermano y la vez que conocí a Daniela en el centro comercial. La noche del concierto en el que conocimos a los chicos y la primera vez que me peleé con Liam. Cuando vi a Harry entrar en aquel coche que no parecía precisamente una limusina y Louis propuso irnos de party hard pero yo decidí quedarme en casa para encubrir a Diana. Esa mañana todos estaban borrachos y a Niall le pareció bonito mi pijama de tréboles. Luego Diana y Louis se enamoraron, Harry me besó en la casa encantada de la feria y los chicos y yo nos volvimos inseparables. El accidente de Diana, cuando mi madre se empeñó en trasladarla a Nueva York y lo mucho que nos dolió a todos verla irse. Recuerdo perfectamente cuando conocí a Marta y a su amiga, Gaby. Todas las maldades que hicieron para separarnos a Harry y a mí. Cuando por fin lograron su objetivo y yo me marché a Nueva York. Después de eso ocurrieron cosas impresionantes. Diana perdió y recuperó la memoria y yo descubrí que mi padre era Jack. Me teñí de rubio, volvimos a Londres gracias a un engaño y compramos nuestra nueva casa. Aparecieron Eleanor, Charlie y Austin. Mandy vino a visitarme y al parecer Zayn cayó rendido a sus pies después de haber roto con María. El odio infinito que le tenía Daniela a Charlie y el incidente que me ocurrió con Austin. Aunque eso no impidió que Harry y yo continuáramos con nuestra relación. Solo tengo 18 años y no me puedo creer que me hayan ocurrido todas esas cosas en tan poco tiempo.
Aunque, ¿sabéis? Todo eso me ha hecho crecer de todas las formas posibles, me ha hecho darme cuenta del significado de la verdadera amistad y… del verdadero amor.
One Direction no son solo un grupo de música, la banda del momento, los chicos más codiciados y más odiados por algunas personas. One Direction son cinco chicos como cualquier otros, son personas con sentimientos que jamás se dejarían llevar por la fama. Ellos saben apreciar lo que tienen y lo valoran de verdad porque han cumplido su sueño. Mi sueño no era conocerlos, ni salir con Harry Styles, ni vivir en Londres… no sabía cuál era mi sueño antes de dar con ellos. Ahora, sí lo sé. Y creo que lo que yo deseo es jamás olvidar a las personas que me cambiaron la vida. Ese es mi sueño, y como oí decir a alguien alguna vez: no desde siempre, pero si para siempre.


Yo soy directioner.

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